Para Esther
Tu
mirada
que
yo pretendo que sólo sea mía,
que
parece que me quisiera,
que
habla conmigo,
que
sin decir nada lo dice todo.
Tu
mirada
que
es como tu vida,
como
el amor cuando florece,
que
se queda mirándome
y
no me olvida.
Tu
mirada
por
la que yo madrugo
y
por la que no quiero irme a dormir.
Tu
mirada
que
es el comienzo de todos mis placeres
y
de todas mis angustias.
Tu
mirada, en fin,
donde
naufragan mis tristezas
y
yo resucito cada mañana,
adonde mis sueños y yo un día
regresaremos
para no volver jamás.
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